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La verdad, la semana no fué muy buena de mi parte, me encontré algo ansiosa y sin ganas de salir mucho, entonces recordando lo que se habló en clase donde alguien había preguntado sobre un recorrido del bus o del metro, por conveniencia escogí este, el trayecto desde la parada del bus hasta la estación San Antonio. Me propuse hacerlo una vez, con la duración de lo que dure el viaje en el momento, puede ser rápido si no hay tráfico o lento si hay mucho, y como siempre mi herramienta para documentar fué la fotografía, en este casó con el celular en mano por ser discreto.
Me subí al bus, y saqué el celular, y a pesar de que no estaba con muchas ganas, me quité los audífonos para tener la experiencia completa. Y lo primero que escuché fué el celular del muchacho alado con el volumen al completo, me arrepentí de quitarme los audífonos, de hacer este trayecto, pero sin ganas de querer volver a repetir y sin querer volver a salir otra vez de la casa, decidí que por el bien del ejercicio me lo aguantaría.
Me senté a la izquierda del pasillo, a la derecha de la ventana, y me puse a mirar el exterior. No es la primera vez que hago esto, al fin y al cabo es muy normal querer sentarse y ver el mundo que pasa al lado cuando se va en transporte público. Algo que siempre me pregunto al ir en transporte público es sobre las vidas de esas personas con las cuales uno se cruza de manera efímera, ¿Qué tan buena es la vida de esa persona o qué tan mala es?.
Saco el celular y empiezo a tomar fotos, cosas y lugares que ya había pasado por ahí y que lucen interesantes. No era la primera vez que tomaba fotos desde un vehículo en movimiento, sin embargo en querer descubrir algo y quererlo documentar se agregaba el problema de que el bus al moverse no iba a parar, así que esas cosas que uno quiere documentar muchas veces se pierden por que el bus ya había pasado de largo.
Sin embargo, a pesar de ello, me encontré con algo que me asombró, el Volkswagen escarabajo. Hacía años que no veía un carro de esos, y bien cuidado, y mira la sorpresa que el bus justo pará al lado de esté. No pierdo el momento y le saco la foto, me quedé embobada por un largo momento viendo el estupido carro. Y mi otro momento más feliz fué cuando el muchacho con el celular a todo volumen se bajó en San Ignacio. Y lo más triste fue que la chica que se quedó en bus, estaba perfecta para tomarle una foto, en aquel momento, todo alineado para una buena imagen, pero tomar fotos a las personas de tal manera se siente rudo. Curioso, ahora que lo escribo, ¿Por qué con ella me sentí así y no con las personas afuera del comfama?.
Y por fin el viaje se acabo.